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Adora a Dios.


Adora a Dios…


Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas.  Y después que las hube oído y visto,  me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira,  no lo hagas;  porque yo soy consiervo tuyo,  de tus hermanos los profetas,  y de los que guardan las palabras de este libro.  Adora a Dios. Apocalipsis 22:8-9

Los egipcios, los mayas, los chinos y la mayoría de pueblos de nuestra historia mundial, siempre cayeron en la equivocación de postrarse ante los agentes de bendición en lugar de adorar al creador de dicha bendición (Romanos 1:25), pero estos hombres no tenían ni el más mínimo conocimiento de Dios, sin embargo, el apóstol Juan tenía aproximadamente noventa años, llevaba alrededor de setenta años de ministerio, había vivido su juventud siguiendo al mismísimo Señor Jesucristo, ya había escrito el Evangelio de Juan y las tres epístolas, y esta era ya la segunda ocasión que quería adorar al enviado de Dios que le había mostrado la profecía de este maravilloso libro (Ap.19:10), por lo tanto, si esto le sucedió a él, ninguno de nosotros queda exento de caer en esta tentación, pues la adoración es una tendencia humana natural, impulsada por un sumo sentimiento de gratitud.

La palabra “adoración” utilizada en este texto viene del griegoπροσκυνέωque se leería algo así como proskunéo, y se deriva de la unión de dos palabras que literalmente se podrían traducir: “como un perro” refiriéndose al momento cuando un perro lamía la mano de su amo, esto significa que la adoración es una actitud de sumisión y amor que debería ser exclusiva para el Todopoderoso. 

Por lo tanto, debemos luchar para evitar que nuestros sentimientos de gratitud hacia otras personas se desvíen a la adoración, teniendo en cuenta que es solamente Dios quien envía su favor por medio de ellas como simples agentes de bendición.

Tengamos cuidado de no adorar a nuestro cónyuge, hijos, madre, padre, pastores, iglesias, trabajos, pertenencias o jefes y por sobre todo no olvidemos lo más importante “Adoremos a Dios” 

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