El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos. Proverbios 17:22 El cuerpo reacciona a nuestro estado de ánimo, y muchas enfermedades surgen de un espíritu abatido. Las defensas bajan y las enfermedades se apoderan de nosotros. David, el gran rey del pueblo de Dios sintió que sus huesos se envejecian (Salmo 32:3), sintió un gran dolor en el cuerpo que evidenciaba la angustia de su corazón, en su caso por haberle fallado a Dios y hacerse de la vista gorda, pero al final su tristeza apabulló sus fuerzas hasta desvanecerse (Salmo 32:4), a tal punto que sintió la enfermedad hasta en los huesos. La depresión es una tristeza profunda y puede tener muchas causas que algunos atribuyen a problemas biológicos, es decir por alguna enfermedad del cuerpo, sin embargo, esto solo puede ser un círculo vicioso porque dicha enfermedad del cuerpo pudo originarse en la tristeza. Muchos hombres y mujeres han muerto de tristeza, ya sea por las enfermedades
Palabras pastorales para un mundo necesitado.