No me importa la tormenta que me envuelve... ¡caminando estoy sobre las aguas! No me importa el faraón que me persigue... ¡Cruzando estoy el mar en seco! No me importa el gigante que amedrenta, ni si el horno haya sido calentado siete veces, mucho menos aquella cueva de los leones o temer las amenazas insolentes del impío... Porque Dios hoy también está conmigo... el Todopoderoso que vuelve a sorprenderme, y que cada día tiene siempre, otro as bajo la manga.
Palabras pastorales para un mundo necesitado.