Después de 53 años he visto un factor común en mi vida y es que cuando he estado alejado de la iglesia, también he estado alejado de mi Dios... Me excusé tantas veces diciendo que no era valioso asistir a una congregación, que lo único que de veras importaba era mi relación con mi Padre Celestial, creyéndome un hijo cercano me estaba convirtiendo en un total desconocido delante de sus ojos, no oraba, no leía Sus instrucciones, sus palabras escaseaban en mis oídos cada dia un poco más, y la llama que un día era un incendio ahora se veía como un charco de agua entibiecida. Algunos tienen por costumbre dejar de congregarse, no seamos uno de esos "algunos" , porque está probado y soy testigo que un leño que se aparta del resto de los leños de la fogata, se apaga poco a poco. ... no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:25 RVR1960
Palabras pastorales para un mundo necesitado.