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El mejor remedio


El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos.
Proverbios 17:22

El cuerpo reacciona a nuestro estado de ánimo, y muchas enfermedades surgen de un espíritu abatido.  Las defensas bajan y las enfermedades se apoderan de nosotros.  David, el gran rey del pueblo de Dios sintió que sus huesos se envejecian (Salmo 32:3), sintió un gran dolor en el cuerpo que evidenciaba la angustia de su corazón, en su caso por haberle fallado a Dios y hacerse de la vista gorda, pero al final su tristeza apabulló sus fuerzas hasta desvanecerse (Salmo 32:4), a tal punto que sintió la enfermedad hasta en los huesos.

La depresión es una tristeza profunda y puede tener muchas causas que algunos atribuyen a problemas biológicos, es decir por alguna enfermedad del cuerpo, sin embargo, esto solo puede ser un círculo vicioso porque dicha enfermedad del cuerpo pudo originarse en la tristeza.
Muchos hombres y mujeres han muerto de tristeza, ya sea por las enfermedades que la depresión les ha traído o por la decisión espantosa del suicidio, porque la tristeza de este mundo produce muerte (2 Corintios 7:10).  (Aunque obviamente no todas las enfermedades que nos conducen a la muerte, vienen de la tristeza).

Sin embargo, hay una esperanza que rompe todo círculo vicioso, una solución que acaba con la depresión que viene de la tristeza de este mundo, hay un ser que entendió nuestros dolores, llevándolos con Él y clavandolos en la cruz, un Dios maravilloso que vino a abrazarnos y a demostrarnos que aunque todos nos defrauden, aunque todos nos abandonen, Él jamás nos dejará.

David clamó "devuélveme el gozo de Tu salvación" (Salmo 51:12), porque sabía que esa era la medicina para su alma y por consiguiente para su cuerpo, y ese también es el remedio para nuestros corazones.

No nos fijemos más si la gente nos ama, si nos defrauda, nos abandona o nos da la espalda, no tomemos en cuenta las humillaciones o insultos que otros nos hacen, porque si hemos encontrado el gozo de saber que Dios si nos ama, nos respeta y además nos cuida y perdona, lo demás pasará a un plano nulo y sin importancia, el gozo de Su salvación nos curará y hasta nuestro rostro hermoseará.

Y tal como les dijera Pablo a los filipenses, Alégrense!  Insisto, alégrense! (Filipenses 4:4)
Así mismo les digo hoy a ustedes: ¡ánimo! alégrense en Su salvación, alégrense en el gran amor que es real y viene de los cielos, alégrense en que jamás les abandonará, y sobre todo si están tristes o deprimidos lleguen a Dios confiadamente y pídanle "devuélveme el gozo de tu salvación"

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El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
Proverbios 15:13


La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.
2 Corintios 7:10 NVI





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