La depresión de Juan el Bautista:
Juan el bautista fue usado por Dios para hacer esta declaración
maravillosa del Señor Jesucristo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), con lo que
estaba profetizando incluso la muerte de Jesús como cordero sacrificial
llevando nuestro pecado en la cruz del Calvario; sin embargo, en la cárcel,
Juan empieza a dudar... la depresión comenzaba a hacer mella sobre él, su corazón
comienza a preguntarse si se equivocó al hacer esas declaraciones acerca de su
primo, no veía salida a su encierro y empezó a sentir que allí sería
martirizado.
Allí en medio de sus múltiples dudas y temores, como último recurso
para alentar su corazón, envía a dos de sus discípulos a preguntarle al maestro
si era Él a quien esperaban o si vendría otro (Mateo 11:2-3)… como quien dice:
no creo que puedas librarme de la muerte y tal vez me he equivocado contigo… lo
más posible es que sea otro el Mesías.
Jesús en su infinita misericordia envía respuesta a Juan para animarle
diciendo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y
veis. Los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo
en mí (Mateo 11:4-5). Jesús le estaba fortaleciendo su espíritu para no tropezar... le estaba mandando el mensaje que mostraba Su gran poder.
Días después Juan es decapitado pero Jesús hace la más impresionante
declaración acerca de Él, diciendo: De
cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que
Juan el Bautista (Mateo11:11-12). Por lo tanto, las dudas de Juan no quitaron la opinión de Jesús acerca de él.
Muchas
veces vivirás esos momentos en que dudas si el Señor que amas en
realidad es lo que has declarado que es... pensarás que es difícil creer
otra vez... pero espera un momento... no tropieces... detente y mira
otra vez... recuerda los milagros que has visto, recuerda cuando te faltó la provisión y Dios fue fiel contigo... mira los preciosos testimonios que otros están viviendo en este momento y pon tu esperanza en
Su reino.
La depresión, el temor y las dudas acecharán tu vida tarde o temprano,
pero no tropieces... ¡Levántate!, y entiende esto: Jesús es poderoso para hacer
cualquier cosa: sanar al moribundo, limpiar al inmundo y resucitar a los
muertos, y puede hacerlo contigo también, pero si no lo hiciera es porque quiere algo mejor para tí, pero lo más importante: Él es aquel mismo Dios que un día conociste,
aquel grande y poderoso que un día confesaste con tu boca, no te desalientes que algo grande quiere hacer el Señor en tu vida y tu nombre está escrito en el reino de los
cielos... y eso amigo mío, es más importante que cualquier cosa en esta tierra.