Ahora mis ojos te ven...
Job 42:2-6 Yo conozco que todo
lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que
oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas
demasiado maravillosas para mí, que yo
no comprendía. Oye, te ruego,
y hablaré; Te preguntaré, y tú me
enseñarás. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Es después de una gran tribulación cuando reconocemos que Dios verdaderamente
todo lo puede… es allí cuando no hay salida ni solución a nuestros problemas
que aparece el Señor y habla a nuestro corazón con aquella espada de dos filos
que sale de Su boca, cortando nuestra alma, y haciéndonos caer de rodillas ante Su
majestad… entonces y solamente entonces, podemos entender Su gran sabiduría, dejamos de ser religiosos nos
damos cuenta que somos ignorantes, y comprendemos nuestra bajeza; al fin tomamos
en cuenta a Dios para todo y damos importancia en preguntarle Su voluntad. Es entonces cuando tenemos una mejor
comunicación con el Señor y nuestra relación va creciendo, Él nos enseña y
nosotros aprendemos… Ahora nuestros ojos son abiertos, dejamos de ser ciegos y
por último, al ver y reconocer nuestra condición pecaminosa, recibimos el don
del arrepentimiento que nos traerá la salvación tan ansiada.
No olvidemos que la tribulación es altamente beneficiosa para nosotros (Romanos 5:3; Romanos 8:28), y cada vez que en medio de la prueba estemos a punto de desmayar recordemos que hay una luz al final de túnel y Dios nos espera al otro lado para premiar nuestra perseverancia.
No olvidemos que la tribulación es altamente beneficiosa para nosotros (Romanos 5:3; Romanos 8:28), y cada vez que en medio de la prueba estemos a punto de desmayar recordemos que hay una luz al final de túnel y Dios nos espera al otro lado para premiar nuestra perseverancia.
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