Nuestro Fácil yugo...
Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28.
Cuando las
situaciones de la vida nos agobian y nos cansan, y se convierten en monótonas
letanías. Cuando el hastío y el fastidio
nos deprimen y nos hacen vivir en el triste desaliento de la desesperanza.
Cuando las cargas se vuelven insoportablemente difíciles de sobrellevar. Cuando el único deseo en la vida es un
descanso. Es entonces cuando el Señor
Jesús nos da la clara invitación de acercarnos hacia Él.
¡Qué sublime
invitación! ¡Qué alivio saber que hay una solución!
Solamente
debemos acercarnos al Señor… Sin embargo, hay muchos que no saben para qué
acercarse ante Él. Alguno dirá que para
adorarle y no es mala idea… otro que para alabarle, exaltarle o bien orar
delante de Su presencia… o alguno pensará que simplemente estar callado delante
de Él.
Todo esto
está bien hacerlo, pero veamos los siguientes versículos de Mateo 11.
29
Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas; 30 porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga.
Primeramente, Jesús está
diciendo para qué quiere que nos acerquemos a Su presencia: “para aprender de
Él”.
Si observamos
bien las palabras del Señor, para hallar
descanso no solamente debemos llegar ante Él… debemos Aprender de Él y lo que
debemos aprender es a ser “mansos y humildes de corazón”, ese es el yugo del
Cristiano, “la mansedumbre y la humildad” y ese es el yugo que Jesús usará para
darnos el descanso a nuestras almas.
La
mansedumbre es una de las fuerzas más poderosas, pues es el don de dominarse a
sí mismos (Proverbios 16:32) y la humildad es aquella virtud que nos ayuda a
recibir “gracia” desde lo alto (Santiago 4:6).
El iracundo y
el orgulloso siempre vivirán sin paz o reposo en el corazón, nunca gozarán del
placer del descanso ofrecido, y continuarán trabajados y cansados para siempre.
Comentarios
Publicar un comentario