Ir al contenido principal

Dios te ama

Dios te ama...


El amor de Dios es el amor más grande que existe; es un amor sobrenatural... un amor sin condiciones... un amor que literalmente no es de este mundo.

Dios es amor (1Juan 4:8) y Su Palabra describe al amor en 1Corintios 13:4-6 diciendo que el amor es sufrido,  benigno; no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Por lo tanto Dios sufre cuando nosotros sufrimos, es benigno teniéndonos paciencia todavía,  no busca lo suyo pues siempre busca nuestro beneficio, no se irrita con nosotros a pesar de nuestra negligencia y pecado, no nos guarda rencor pues perdona nuestras deudas como nunca podremos imaginar; mostrando su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores Cristo entregó Su vida en la cruz del calvario para beneficio nuestro (Romanos 5:8)... Dios nos ama !de tal manera! (Juan 3:16).

Sobre todo, el amor también espera y cree (1Corintios 13:7).  Eso significa que si Dios te ama, también espera mucho de tí, y por lo tanto cree totalmente en tí.

!Que gran responsabilidad saber que Dios nos ama! pues eso significa que ha puesto su esperanza en mí.   Él está esperando que yo haga algo para ser agradable delante de su presencia, está esperando que me santifique para Él, como Él se santificó para mí (Juan 17:19), está esperando que me entregue por completo a Él.  Así mismo cree en mí cuando yo le ofrezco mi vida y espera con paciencia que eso suceda. 

Por lo tanto, si sabemos que Dios nos ama, entonces no lo dejemos esperar más, este es el momento de cumplir con Él y corresponder ese gran amor que nos ha dado, satisfagamos Sus deseos, vivamos para Él y amémosle como Él nos amó primero.

 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

entresacando lo precioso en lo vil

Entresacando lo precioso en lo vil ...y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Jeremías 15:19. Un rayo de luz en medio de la densa oscuridad...  una pequeña nube del tamaño de la mano de un hombre en la inmensidad del cielo azul... una gota de agua en el desierto más atroz… tal vez, una ínfima sonrisa en medio de aquel horrible mar de lágrimas o un halo de esperanza en un lamentable universo de tristezas...  pero, siempre habrá algo precioso en medio de lo vil, algo útil en la basura, algo bello en los desaciertos, algo hermoso en el desierto. La clave está en encontrarlo; hacer a un lado lo que no vale, olvidar lo que no edifica, aprender de lo que enseña, pensar en lo que es verdadero cuando todo parece falso, lo honesto cuando todo parece hipocresía, lo justo cuando todo parece injusto, lo puro en lo impuro, encontrar el buen nombre, la virtud y la alabanza (Filipenses 4:8) donde parece que todo está perdido, recordando que a los que a Dios aman “t

Fiesta en el Desierto

Gozo en el desierto Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Éxodo 5:1. Una buena fiesta se celebra en un buen lugar, con piscina, sauna, cancha de tenis, amplios jardines, y por supuesto: abundante comida; Debe ser un lugar cómodo y placentero, donde se pueda estar mucho tiempo sin querer retirarse.   Sin embargo, Dios escogió nada más y nada menos que el abrazador, soleado, y tórrido desierto para que Su pueblo celebrara la fiesta más grande que jamás hubieran ellos realizado...  "la fiesta de la liberación".  Allí en aquel lugar arenoso, sin vida, desprovisto totalmente de algún destello de vegetación, incómodo y vacío, peligroso, escaso del líquido vital y de pan… allí se proponía Dios que Su pueblo se gozara en Él.   Y qué mejor lugar para un corazón agradecido que no ve los pormenores del desierto, no se queja, sino más que todo se deleita en la libertad recibida aquella noche por la sangre de

La maldición nunca vendrá sin causa.

La causa de la maldición Pro 26:2   Como el gorrión en su vagar,   y como la golondrina en su vuelo,   Así la maldición nunca vendrá sin causa. Es por demás que gritemos, declaremos, rechacemos, revirtamos y hagamos un sinfín de rituales contra las maldiciones, si no quitamos la causa… porque la maldición nunca vendrá sin una causa. En 1Juan 5:8 dice que el maligno no tiene derecho alguno para tocar a aquel que no practica el pecado y el pecado es la causa de las maldiciones (Deuteronomio 28:15); así mismo la Palabra declara que el que aportille el vallado lo morderá la serpiente (Eclesiastés 10:8).   Esto significa que cuando por medio del pecado abrimos agujeros en la cerca de protección que Dios nos ha puesto por medio de la Sangre de Jesucristo, al redimirnos de la maldición en la cruz; entonces la serpiente antigua, nuestro enemigo, tiene derecho pleno para poder entrar y utilizar sus artimañas para destruirnos, inyectándonos su veneno de maldición en nuestro