Ir al contenido principal

Hombres... escuchemos a nuestra mujer

Escucha a tu mujer

...en todo lo que te dijere Sara (tu esposa),  "oye su voz"...  Génesis 21:12.

Cuando Dios hizo la creación se detuvo en cada face y vio que lo que había hecho era bueno (Génesis 1:10,12,18,21,25,31) pero cuando vio al hombre dijo: no es bueno que el hombre esté solo.  

El hombre solo... no es bueno, necesita ayuda.

Y dijo Jehová Dios:  No es bueno que el hombre esté solo;  le haré ayuda idónea para él. Génesis 2:18.

Por lo tanto el hombre necesita de su mujer para cumplir con su propósito en esta tierra.

Hay una historia en Jueces 3:1-23 donde el ángel del Señor se le presenta a la mujer de Manoa quien era estéril y le anuncia el nacimiento de un hijo, le instruye acerca de la forma de enseñanza y protección del niño que nacería, pero Manoa no estaba cuando esto sucedió.  La mujer de Manoa le cuenta todo a su esposo y él le pide a Dios que envíe nuevamente al ángel para que él pueda escuchar aquella noticia, sin embargo, cuando Dios envía al ángel por segunda vez, nuevamente llega con la mujer.  Dios le estaba mostrando algo al hombre macho, le estaba enseñando a "escuchar a su mujer".   Al final de cuentas  el ángel logra hablar con Manoa pero leamos lo que ocurre aquí:

Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer.  Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. Y dijo Manoa a su mujer:  Ciertamente moriremos,  porque a Dios hemos visto. Jueces 13:21-22.

Manoa tiene miedo, pero escuche lo que le dice su mujer:

Y su mujer le respondió:  Si Jehová nos quisiera matar,  no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda,  ni nos hubiera mostrado todas estas cosas,  ni ahora nos habría anunciado esto.  Jueces 13:23. 

La opinión de su mujer, era indispensable en la vida de Manoa... no era bueno que él estuviera solo.









 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

entresacando lo precioso en lo vil

Entresacando lo precioso en lo vil ...y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Jeremías 15:19. Un rayo de luz en medio de la densa oscuridad...  una pequeña nube del tamaño de la mano de un hombre en la inmensidad del cielo azul... una gota de agua en el desierto más atroz… tal vez, una ínfima sonrisa en medio de aquel horrible mar de lágrimas o un halo de esperanza en un lamentable universo de tristezas...  pero, siempre habrá algo precioso en medio de lo vil, algo útil en la basura, algo bello en los desaciertos, algo hermoso en el desierto. La clave está en encontrarlo; hacer a un lado lo que no vale, olvidar lo que no edifica, aprender de lo que enseña, pensar en lo que es verdadero cuando todo parece falso, lo honesto cuando todo parece hipocresía, lo justo cuando todo parece injusto, lo puro en lo impuro, encontrar el buen nombre, la virtud y la alabanza (Filipenses 4:8) donde parece que todo está perdido, recordando que a los que a Dios aman “t

Fiesta en el Desierto

Gozo en el desierto Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Éxodo 5:1. Una buena fiesta se celebra en un buen lugar, con piscina, sauna, cancha de tenis, amplios jardines, y por supuesto: abundante comida; Debe ser un lugar cómodo y placentero, donde se pueda estar mucho tiempo sin querer retirarse.   Sin embargo, Dios escogió nada más y nada menos que el abrazador, soleado, y tórrido desierto para que Su pueblo celebrara la fiesta más grande que jamás hubieran ellos realizado...  "la fiesta de la liberación".  Allí en aquel lugar arenoso, sin vida, desprovisto totalmente de algún destello de vegetación, incómodo y vacío, peligroso, escaso del líquido vital y de pan… allí se proponía Dios que Su pueblo se gozara en Él.   Y qué mejor lugar para un corazón agradecido que no ve los pormenores del desierto, no se queja, sino más que todo se deleita en la libertad recibida aquella noche por la sangre de

La maldición nunca vendrá sin causa.

La causa de la maldición Pro 26:2   Como el gorrión en su vagar,   y como la golondrina en su vuelo,   Así la maldición nunca vendrá sin causa. Es por demás que gritemos, declaremos, rechacemos, revirtamos y hagamos un sinfín de rituales contra las maldiciones, si no quitamos la causa… porque la maldición nunca vendrá sin una causa. En 1Juan 5:8 dice que el maligno no tiene derecho alguno para tocar a aquel que no practica el pecado y el pecado es la causa de las maldiciones (Deuteronomio 28:15); así mismo la Palabra declara que el que aportille el vallado lo morderá la serpiente (Eclesiastés 10:8).   Esto significa que cuando por medio del pecado abrimos agujeros en la cerca de protección que Dios nos ha puesto por medio de la Sangre de Jesucristo, al redimirnos de la maldición en la cruz; entonces la serpiente antigua, nuestro enemigo, tiene derecho pleno para poder entrar y utilizar sus artimañas para destruirnos, inyectándonos su veneno de maldición en nuestro