Venciendo la tentación
Huye también de las
pasiones juveniles y sigue la justicia,
la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al
Señor. 2Timoteo 2:22.
Cuántos de nosotros hemos leído cuando Jesús enfrentó al enemigo
poderosamente con la Palabra, durante cuarenta días en el desierto; venciendo
la tentación y haciendo huir al tentador diciendo “escrito está” (Mateo 4:11);
y hemos pensado que tener muchos versos de memoria es la mejor manera de
enfrentar la tentación. Sin embargo,
Pablo aconseja a Timoteo que era pastor de la iglesia de Éfeso a enfrentar la
tentación de una manera distinta: “huyendo”.
Timoteo sabía mucha Palabra de Dios pues había sido instruido en ella
desde pequeño (2Timoteo 3:15), debe haber sabido un sinfín de versos de
memoria, pero habían pasiones en él todavía que no podía enfrentar solamente
con saber la Biblia, había pasiones que tenía que alejar de su vida para poder vencerlas.
Porque la tentación es más poderosa que nosotros cuando nuestra propia
concupiscencia nos atrae y seduce (Santiago 1:14). La tentación es como la fuerza de atracción
del metal y el imán, entre la concupiscencia de la carne y el pecado; para
evitar esta fuerza hay que alejar al metal del imán. Para vencer el pecado debemos vencer nuestra
concupiscencia, pues Jesús pudo enfrentar al tentador en toda área de Su vida
porque no tenía concupiscencia en la carne, Él era perfecto, por lo tanto logró
ser tentado en todo y no caer en el pecado (Hebreos 4:15).
Por lo tanto para enfrentar al tentador debemos distinguir aquellas
áreas de nuestra vida donde todavía tenemos concupiscencia, porque todavía no
somos perfectos; debemos entender que allí somos débiles y evitar cualquier
pasión al respecto, huyendo de ellas y alejándonos lo más que podamos de esas
áreas que se han convertido en más fuertes que nosotros.
Si tienes problema con la ira y no puedes contenerte cuando estás con cierto tipo de personas debes alejarte de ellas, hasta que por medio de la Gracia divina puedas matar esa concupiscencia; Jesús dijo que si un ojo te es ocasión de caer “arráncalo” (Marcos 9:47) refiriéndose precisamente a quitar aquellos agentes de concupiscencia de nuestra vida. Si el televisor, el radio, esa agencia de banco, esas amistades o ese familiar te son ocasión de caer, huye de ellos, aléjate lo más que puedas y evita así el pecado.