Lot y el espejismo de la prosperidad de este mundo
Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de
Zoar, antes que destruyese Jehová a
Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió
para sí toda la llanura del Jordán; y se
fue Lot hacia el oriente, y se apartaron
el uno del otro. Génesis 13:10-11.
Lot vio la belleza, verdor y prosperidad de la llanura del Jordán, y
fue prendado por sus atractivos, no obstante, allí se encontraban Sodoma y
Gomorra, ciudades símbolo del colmo del pecado.
Él escogió la comodidad, el placer y la prosperidad, pero lamentablemente
esto trajo enfriamiento a su familia a tal punto que cuando Sodoma fue
destruida, su esposa vio hacia atrás porque tenía el corazón en las maravillas que esa ciudad le podía ofrecer, convirtiéndose en estatua de sal; sus yernos
decidieron quedarse antes que acompañar a sus futuras cónyuges,
sus hijas sin ningún principio de justicia lo emborracharon cometiendo incesto…
el justo Lot lo había perdido todo… su familia, su casa, sus pertenencias, su
futuro… y todo lo había perdido nada más y nada menos que debido al espejismo
de las riquezas.
Abraham no se dejó llevar por la apariencia de la prosperidad, decidió
andar en el terrible y tórrido desierto, pero allí Dios le dio grandísimas
promesas, anduvo con él, y además lo prosperó abundantemente.
Lot
puso sus ojos en la prosperidad de este mundo y lo perdió todo, pero
Abraham pusos sus ojos en Dios y terminó más próspero que él. Porque
Dios no le dará riquezas al que las busca o que tiene su corazón en ellas, sin embargo, sí podrá darle
riquezas a aquel que no las use para sí mismo, sino para la gloria del Señor (2Corintios 9:8).
Busquemos primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y Él nos dará
todas las cosas que necesitamos… nada nos faltará (Mateo 6:33); pongamos la
mira en las cosas de arriba, donde nuestra vida está escondida con Cristo en
Dios (Colosenses 3:2), no pongamos nuestra esperanza en las cosas de esta
tierra, no fijemos nuestro propósito en ellas, porque las cosas de esta vida
son solamente un espejismo; la riqueza es solamente "apariencia" y un gancho
para atraparnos en la vanidad del mundo, porque el mundo pasa y sus deseos; pero
el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.