Cuando Dios calla.
1Sa 3:1 El joven Samuel ministraba a Jehová en
presencia de Elí; y la palabra de Jehová
escaseaba en aquellos días… no había
visión con frecuencia.
En el tiempo que la Palabra del Señor escaseaba, cuando Dios había callado y hacía mucho que no había hablado a Su pueblo, en el tiempo del silencio… el joven Samuel sacó palabras de la boca de Dios.
“Samuel, Samuel” susurró el Todopoderoso al oído del muchacho… algo había visto el Señor en Samuel, algo había encontrado en él que le motivó a dejar el silencio. El joven dormía en el templo a un lado del arca del pacto (1Samuel 3:3), lugar que solamente el Sumo Sacerdote podía visitar una vez al año nada más y no tenía linaje sacerdotal, era solamente un hijo de la tribu de Efraín, pero halló gracia delante de los ojos de el Señor. y entonces Dios volvió a hablar otra vez a un hombre… Dios volvió a dejar oír Su voz a Sus hijos.
En este tiempo también la Palabra de Dios escasea, pero el Señor no quiere callar, Él anhela encontrar gente que como Samuel estén dispuestos a no dejar caer a tierra ninguna de Sus palabras (1Samuel 3:19), quiere hablarle solamente a aquellos que valorarán Su voz como la perla más preciada. Dios no quiere desperdiciar Sus Palabras con la gente de nuestros días, pero nosotros podemos salirnos del molde, podemos romper con lo común y abrir nuestros oídos espirituales, abrir nuestro corazón y “escuchar”… porque Él aún quiere hablarnos.
Nosotros podemos ser como el Samuel de nuestros días o coma aquella mujer sirofenicia que clamó delante del Maestro y aunque solamente escuchó el silencio del Señor al no recibir respuesta, clamó otra vez y aunque Jesús le humilló diciéndole que no podía darle un milagro a alguien como ella, ella insistió y al final de todo sacó una palabra maravillosa desde el corazón de Jesús.