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El miedo a veces puede ser una bendición

Los miedos de los hombres de fe


...Entonces Moisés tuvo miedo,  y dijo:  Ciertamente esto ha sido descubierto. Oyendo Faraón acerca de este hecho,  procuró matar a Moisés;  pero Moisés huyó de delante de Faraón,  y habitó en la tierra de Madián (Exodo 2:14-15)...
...Por la fe dejó a Egipto,  no temiendo la ira del rey;  porque se sostuvo como viendo al Invisible (Heb 11:27). 

A veces los miedos se convierten en nuestros aliados y paradójicamente sirven de arma para que podamos hacer la voluntad de Dios.  Está claro que Moisés no tuvo temor de la ira de Faraón, pero sí tuvo miedo de la circunstancia en la que de pronto se encontró, tuvo miedo de lo que los demás hablarían de él, miedo a ser descubierto pues había matado a un hombre, y huyó debido a ese miedo que lo abrazó.  

Muchas veces ese miedo a ser descubiertos es el único límite que hace que muchos pequeñitos eviten el pecado. El miedo y la timidez son factores poderosos que han colaborado para que un sin fin de cristianos no hallan caído en adulterio todavía.

Por lo tanto, bendigamos al Señor nuestro Dios hasta por esos miedos y timideces que a veces nos molestan, pero que hacen de dique evitando que la carne se desborde.  

Gracias al miedo Moisés fue a Madián para ser entrenado para los propósitos divinos, pero no olvidemos que regresó venciendo sus miedos y se enfrentó cara a cara con el pueblo y con el mismísimo faraón, y terminó haciendo grandes y portentosos milagros que jamás hubiera hecho con el temperamente temeroso que le caracterizaba.



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