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Pidiendo bien

Recibiendo "todo lo que pedimos"

Pedís,  y no recibís,  porque pedís mal,  para gastar en vuestros deleites. Santiago 4:3.

Jesús dijo que "todo" lo que pidiéramos al Padre en Su nombre, Él nos lo daría (Juan 14:13), sin embargo, no todo lo que pedimos realmente lo recibimos, porque pedimos mal; esto significa que debemos "aprender a pedir" todo aquello que necesitamos.   

El Señor les dijo a los hijos de zebedeo que ellos no sabían lo que pedían (Marcos 10:38), porque estaban pidiendo según su deseo de ser los primeros y el que quiere ser el primero terminará siendo el siervo de todos (Marcos 10:44); así mismo dijo que solamente si permanecemos en Él y Sus palabras permanecen en nosotros, entonces recibiríamos "todo" lo que quisiéramos (Juan 15:7); permanecer en Él significa que somos sus pámpanos alimentados de la sabia del tronco que es el Señor Jesucristo y si Sus palabras permanecen en nosotros, entonces sabremos lo que pedimos.  

Dios nos insta a deleitarnos en Él, para concedernos las peticiones de nuestro corazón (Salmos 37:4), pero si pedimos para nuestros deleites, estamos muy lejos de complacernos en Él.  Debemos buscar primeramente el Reino de Dios y Su justicia para que todas nuestras necesidades sean suplidas (Mateo 6:33).  
Por lo tanto nuestros deseos deben ser perfeccionados y nuestra mente debe adquirir la mente de Cristo, pero mientras llegamos a tal perfección de deseos... no sabemos pedir como conviene (Romanos 8:26). 

Jesús pidió al Padre poder evitar la copa, pero que no fuera como Él quería sino como Dios lo deseaba (Mateo 26:39), "esto es pedir como conviene".   Cuando no sabemos pedir, debemos pedir entendiendo que Dios es soberano y Él debe hacer Su voluntad antes que cualquier cosa y que nos conviene más que sea como Él quiere.   
Pidamos al Padre en el nombre de Jesús, depurando nuestros deseos carnales y usando la mente de Cristo, pero si no sabemos cómo pedir, seamos humildes y digamos como aquel leproso que delante de Jesús solamente dijo: si quieres... puedes limpiarme (Mateo 8:2).





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