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El fin del mundo y la venida del Señor Jesús


El Fin del mundo

Y oiréis de guerras y rumores de guerras;  mirad que no os turbéis,  porque es necesario que todo esto acontezca;  pero aún no es el fin. Mateo 24:6

Cuando la gente vio las grandes guerras mundiales, las hambres, y los terremotos profetizados por el Señor Jesucristo en Mateo 24, comenzaron a proclamar el fin del mundo; algunos pusieron fecha a este acontecimiento, vendieron todo lo que tenían, esperando ver la Segunda Venida del Señor, pero lamentablemente eso no sucedió y recibieron una gran decepción.  No obstante, Jesús estaba diciendo que "aún no sería el fin", solamente "principio de dolores" (Mateo 24:8).

Cuando Pablo les escribió a los tesalonicenses que no se dejaran sorprender por el día del Señor que vendría como ladrón en la noche y que no durmieran sino que estuvieran atentos porque ellos no eran hijos de las tinieblas sino hijos del día (1Tesalonicenses 5:1-7), ellos se asustaron y comenzaron a vender sus pertenencias y a esperar al Señor vestidos de blanco, sin embargo, el apóstol les escribe otra vez una segunda carta advirtiéndoles que Jesús no vendría todavía, sino hasta que viniera “la apostasía” y se manifestara el “hombre de pecado, e hijo de perdición” 

Hoy en día existe muchísimo morbo acerca del fin del mundo, se han hecho innumerables películas y libros acerca del tema, pues es un tema sumamente rentable; muchos cristianos siguen poniendo fechas al día del Señor y los inconversos buscan en las profecías de hombres místicos un día final del cual apercibirse, algunos hasta le encuentran un valor profético al hecho de que el calendario maya cambie el 21 de diciembre del 2012.

El fin del mundo efectivamente se acerca más y más, pero no nos toca a nosotros saber los tiempos que solamente Dios tiene en Su sola potestad (Hechos 1:7); y no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el Hombre de Pecado, el Hijo de Perdición (2Tesalonicenses 2:3).  El día y la hora nadie lo sabe (Mateo 24:36), pero Jesús viene pronto, y tenemos que predicar el evangelio a todo el mundo para testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14).

Debemos estar preparados, pero no juntando provisiones de supervivencia o vendiendo todo lo que tenemos para pararnos en un campo y esperar con los brazos abiertos, vestidos de blanco el día del Señor… debemos estar preparados como la esposa del cordero que se viste de lino fino que representa las acciones justas de los santos (Apocalipsis 19:8)… debemos prepararnos en justicia, santidad y verdad y orar constantemente pidiendo que venga pronto nuestro Señor Jesucristo (Apocalipsis 22:17).

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