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Cuidando nuestras amistades




La manzana podrida…

Josafat fue un rey maravilloso y aprobado por Dios, a quien el Señor le hizo ver grandes hazañas portentosas... anduvo en los caminos de David su padre (2Crónicas 17:3-5); pero lamentablemente, entabló amistad con Acab y su impía familia (2Crónicas 18:1) y esto trajo terribles consecuencias para sus descendientes.  Joram su hijo, se enamoró de la hija de Acab, se casó con ella (2Crónicas 21:1), y terminó influenciado por su maldad a tal punto de que el pueblo sintió un gran alivio cuando éste murió (2Crónicas 21:20).     

Nuestras amistades pueden ser de mucha bendición para nuestas vidas... pueden darnos alegrías y muchos gratos momentos; sin embargo, su vida espiritual tendrá repercusión en la de nuestra familia, por lo tanto, como padres responsables debemos escogerles sabiamente, según sea la voluntad de Dios. Debemos ser precavidos, no aceptando amistades impías, porque esto contaminará a nuestros hijos. 

El hijo de Josafat fue desechado por Dios debido al pecado con que fue infectado, a causa de una amistad que aparentemente no podía destruir la justicia heredada, no obstante, la destruyó totalmente; porque aquellos con los que compartimos nuestra vida también compartirán de su espíritu en nuestra familia. Recordemos que una manzana podrida pudre todo el cesto, pero una manzana fresca nunca podrá sanar a la podrida.

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