Ir al contenido principal

Como viendo al invisible



Como viendo al invisible


Heb 11:27  Por la fe dejó a Egipto,  no temiendo la ira del rey;  porque se sostuvo como viendo al Invisible.


A veces encontramos ese punto de contacto entre la certeza y el corazón, donde podemos estar seguros que aquello que no se ve está allí.    Es ese punto donde salimos airosos contra la incertidumbre, donde el miedo solamente es un aliciente para continuar en medio de la incógnita de lo que nos espera; podemos ver aquello que es imposible percibir… las consecuencias de caminar hacia allí no nos impiden el seguir.  Un paso al vacío… un grito de victoria en la derrota… algo que te hace estar seguro que aquello existe…  no requiere el esfuerzo de convencerte, simplemente lo ves porque tus ojos se han abierto...  no requiere un sistema o un proceso para verlo, no viene por un discurso teológico, no necesita una forma de lograrlo, pues solamente es un milagro.  Un milagro que solo Dios puede concederte cuando quiere.   

Moisés caminó en soledad en medio del tórrido desierto, sin rumbo fijo, poniendo todo su empeño en lograr llegar a donde no sabía, inspirado por la ira de Faraón aunque sin miedo a las consecuencias; Mirando con sus ojos naturales el polvo del inhóspito paraje, en el fondo de su propio corazón había una fuerza más potente que el viento que golpeaba en su contra… una fuerza increíble que vencía incluso el hambre que azotaba a su cuerpo, una fuerza poderosa que guiaba a sus endebles y frágiles rodillas a llegar a donde Dios veía.  

Era la fe que había nacido en aquel que tenía un propósito en los planes del Señor, no era el propósito de Moisés que pensaba que la libertad del pueblo de su Dios solamente vendría con los puños; no era lo que él quería o anhelaba.   Moisés no buscó esa fe, Dios se la dio sin vacilar cuando más la tendría que necesitar, pues la fe es un don de Dios.  Es un don que viene cuando Él habla Su Palabra y nosotros logramos distinguirla (Romanos 10:17)

Así mismo, cuando Dios necesita darnos esa fe que mueve las montañas, vendrá sobre nosotros, nos llenará y seremos instrumento del Todopoderoso en este mundo que en ese momento necesitará urgentemente de nosotros. 

Por lo tanto, estemos atentos los oídos, para que entonces se abran nuestros ojos y veamos como viendo al invisible.

Entradas populares de este blog

entresacando lo precioso en lo vil

Entresacando lo precioso en lo vil ...y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Jeremías 15:19. Un rayo de luz en medio de la densa oscuridad...  una pequeña nube del tamaño de la mano de un hombre en la inmensidad del cielo azul... una gota de agua en el desierto más atroz… tal vez, una ínfima sonrisa en medio de aquel horrible mar de lágrimas o un halo de esperanza en un lamentable universo de tristezas...  pero, siempre habrá algo precioso en medio de lo vil, algo útil en la basura, algo bello en los desaciertos, algo hermoso en el desierto. La clave está en encontrarlo; hacer a un lado lo que no vale, olvidar lo que no edifica, aprender de lo que enseña, pensar en lo que es verdadero cuando todo parece falso, lo honesto cuando todo parece hipocresía, lo justo cuando todo parece injusto, lo puro en lo impuro, encontrar el buen nombre, la virtud y la alabanza (Filipenses 4:8) donde parece que todo está perdido, recordando que a los que a Dios aman “t

Fiesta en el Desierto

Gozo en el desierto Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Éxodo 5:1. Una buena fiesta se celebra en un buen lugar, con piscina, sauna, cancha de tenis, amplios jardines, y por supuesto: abundante comida; Debe ser un lugar cómodo y placentero, donde se pueda estar mucho tiempo sin querer retirarse.   Sin embargo, Dios escogió nada más y nada menos que el abrazador, soleado, y tórrido desierto para que Su pueblo celebrara la fiesta más grande que jamás hubieran ellos realizado...  "la fiesta de la liberación".  Allí en aquel lugar arenoso, sin vida, desprovisto totalmente de algún destello de vegetación, incómodo y vacío, peligroso, escaso del líquido vital y de pan… allí se proponía Dios que Su pueblo se gozara en Él.   Y qué mejor lugar para un corazón agradecido que no ve los pormenores del desierto, no se queja, sino más que todo se deleita en la libertad recibida aquella noche por la sangre de

La maldición nunca vendrá sin causa.

La causa de la maldición Pro 26:2   Como el gorrión en su vagar,   y como la golondrina en su vuelo,   Así la maldición nunca vendrá sin causa. Es por demás que gritemos, declaremos, rechacemos, revirtamos y hagamos un sinfín de rituales contra las maldiciones, si no quitamos la causa… porque la maldición nunca vendrá sin una causa. En 1Juan 5:8 dice que el maligno no tiene derecho alguno para tocar a aquel que no practica el pecado y el pecado es la causa de las maldiciones (Deuteronomio 28:15); así mismo la Palabra declara que el que aportille el vallado lo morderá la serpiente (Eclesiastés 10:8).   Esto significa que cuando por medio del pecado abrimos agujeros en la cerca de protección que Dios nos ha puesto por medio de la Sangre de Jesucristo, al redimirnos de la maldición en la cruz; entonces la serpiente antigua, nuestro enemigo, tiene derecho pleno para poder entrar y utilizar sus artimañas para destruirnos, inyectándonos su veneno de maldición en nuestro