Diamantes que brillan destellando orgullosos su belleza
valiendo un tesoro de precio incalculable... escasos y deseados por los simples, dignos de ser apreciados por los reyes.
Gemas que merecen el mejor de los escaparates y que sean exhibidas y alabadas por todas las naciones.
Diamantes llenos de hermosura, creados con el tiempo, no obstante tan difíciles que son de quebrantar, como la más dura de las rocas de la tierra.
Corazones de diamante que se aprecian en sus dones, poderosos como reyes, inefables como pocos... Corazones de Diamantes que se han vuelto infalibles, sin embargo, también imposibles de moldear.
Corazones indomables que jamás podrán arrepentirse... tan valiosos delante de los hombres, pero despreciables delante del Señor.
Corazones de Diamantes incapaces de humillarse cuando comparecen ante su Creador, soberbios y arrogantes que no saben escuchar.
Los corazones de Diamantes mueven favorables opiniones en la tierra, pero en la balanza de los cielos no pesan ni siquiera un ápice... Pidamos al Señor cambiar nuestros corazones y seamos como barro, aunque sea sin valor.
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.
Zacarías 7:12
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