Enseñando a "guardar"
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado (Mateo 28:20)
Alguna vez te has dado cuenta de lo difícil que es cumplir con todo lo que los predicadores te dicen que hagas... lo complicado que es aprender a obedecer... lo imposible que es sonreir cuando lo que tienes en tu corazon nada más son lágrimas... aplaudir cuando lo que quieres es gritar... humillarse delante de aquellos que te han ofendido... amar a tus enemigos o lo inalcanzable que se siente cuando te dicen que perdones y el rencor enraizado en lo más profundo de tus huesos te protesta desde adentro por venganza... aquellos testimonios de esos hermanitos que cuentan su milagro te provocan aquella amarga forma de envidia que te revienta el alma... no logras entender porqué dicen que serás salvo solamente si dejas de fumar o ¿porqué dicen que la mujer que usa pantalones se irá al infierno? Tal vez te cuesta aprenderte aquellos versículos de memoria obligatorios o porqué te dicen que por tu pecado de falta de fe no pudiste ver tu milagro... Evitar lo que prohiben te es irrealizable y cumplir con lo que exigen te es un imposible, porque somos seres humanos imperfectos con grandes limitaciones.
Sin embargo, Jesús fue el que dijo que debíamos perdonar (Marcos 11:25), pero algo que muchos predicadores religiosos han olvidado enseñar es aquella Gracia maravillosa del Señor que por Su misericordia siempre nos dará los recursos para aquello que nos pide que hagamos, porque un buen líder nunca enviará a nadie a una misión sin proveerle lo necesario para realizarla. No es que debamos esforazarnos en perdonar, debemos esforzarnos en la Gracia capacitadora (2Timoteo 2:1).
Cuando Jesús magnificó la ley del Antiguo Testamento, poniéndola casi imposible de realizar, también nos estaba diciendo que no era por nuestra fuerza ni nuestro poder sino por la capacidad de Su Santo Espíritu que lo podríamos lograr. Prácticamente estaba haciendo lo mismo que hizo con Gedeón cuando redujo su ejército a la mínima expresión, le hizo ver que para él era imposible, por lo que lo obligó a creer en el poder del Omnipotente y esperar que Dios lucharía su batalla.
Muchos pastores basados en la Palabra poner cargas en su pueblo, pero no les capacitan para llevarlas, olvidando que un buen entrenador enseña a sus pupilos a ejercitar sus cuerpos para cumplir con metas cada vez más largas y nunca los envían a ganar una maratón sin ni siquiera enseñarles a trotar por un tiempo.
Por lo tanto, debemos enseñar a que las ovejas "guarden" las cosas que el Señor ha mandado, no simplemente enseñar las cosas que nos ha mandado, ¡es totalmente distinto! debemos enseñar a "guardar" ...lo que se logra por medio del discernimiento del bien y del mal, educandoles en el uso de los recursos que Dios ha dado a Su pueblo, entrenando a las ovejas a escoger por el bien siempre, haciendo que se ejerciten en ese discernimiento y sobre todo guiarlos para que puedan llegar delante de Dios a entender Su perfecta voluntad, es decir, no prohibirles esto o aquello sino entrenarlos a escoger correctamente.
La iglesia no está para prohibir... está para enseñar a discernir...