... Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, Romanos 9:23
Dentro de las abundantes riquezas del Señor, están sus misericordias... esa virtud que le hace contrapeso a Su justicia... La característica que le hace no dar su merecido al que sabe que es culpable... ese regalo que tanto necesitamos aquellos que sabemos que no somos mejores que nadie en esta tierra, y que nos atraen igualmente la codicia y la maldad.
Solo aquellos que saben lo que merecían, pueden entender lo valioso de la misericordia del Señor, así como sólo aquellos que estuvieron a un paso de la muerte pueden estar agradecidos por la vida.
Y como bien sabemos, todo aquel que algo ha recibido no puede quedarse sin ser dador de aquello que era inmerecido, y todo aquel que ha sido bendecido jamás se quedará sin bendecir a aquellos que también lo necesitan, convirtiéndose en instrumento de aquel que ha tenido de él gran compasión, siendo vasos que son llenados de misericordia para llenar a otros de esa misma compasión.
Cuando somos vasos de misericordia llenamos así mismo otros vasos con misericordia.
Es por eso que un vaso de misericordia nunca dudará en partir su pan con el hambriento, jamás se enojará con el que llora deprimido, ni se molestará con aquel que no sale del pecado, nunca juzgará señalando a los demás sino más bien les verá con comprensión, perdonará sin miramientos porque ya ha sido perdonado, consolará pues ha sido consolado.
Eso es ser un vaso de misericordia...
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