Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados.
2 Reyes 20:10 RVR1960
Ezequias pidió una señal un poco loca... Una señal poco razonable y Dios cumplió aquella loca petición...
Porque a Dios no le desagrada que pidamos por cosas que están fuera de razón...
Porque si oro por que mañana salga el sol ¿no sería lógico, fácil y razonable que sucediera? Y si oro porque Dios haga Su voluntad, ¿no será también razonable y lógico que eso sucediera? No digo que no lo sigamos haciendo por supuesto...
Pero es igual de fácil que orar por que al final de mes venga mi salario.
Pero, si pido que haga algo que es imposible, algo que sabemos que es difícil que suceda... Como que ¡retroceda el sol diez grados para confirmar una promesa!
¡Eso es lo que le agrada a nuestro Dios!
Porque al Padre le fascina que Sus hijos busquen que Él haga imposibles... le agrada un Abraham que pide un heredero cuando era ya difícil, no digamos cuando aún en su vejez ante la matriz muerta de su esposa, lo siguiera esperando todavía... le fascina un hijo que levante sus manos delante de la mar pidiendo que se abra para cumplir la misión encomendada... Un hijo que espera que de una pequeña nube del tamaño de la mano de un hombre venga lluvia después de tres años de sequía... Le gusta que tengamos fe, como la de aquella cananea que solicitó insistentemente aquel milagro que le era imposible obtener en su lugar, llamando su milagro como las migajas de la mesa del Señor. .. Le gusta un hijo que cree en Su poder, que cree que Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundante de lo que pedimos o entendemos... Ese hijo que sabe que Él es creador de imposibles, que lo fácil ya podemos nosotros realizarlo, pero lo imposible solo Dios lo puede llevar a realidad, lo increíble, aquello que no es nada razonable, porque es producto de un Dios Todopoderoso que sabe hacer milagros.
De pronto ni siquiera lo reciben, pero Jamás dejarán de hacer aquello que esta entre sus venas, porque son hijos del Señor, y seguirán creyendo que tarde o temprano Dios sorprenderá con un milagro, algo loco fuera de toda la razón, incluso hasta ver a un ser querido de los muertos Levantar.
Porque es esa fe, la que agrada siempre al Señor. (Hebreos 11:6).
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