El viaje de la independencia del pueblo de Israel, fue un viaje de proceso, un viaje de transición hacia su meta, ciertamente un viaje de gran dificultad... de escacés y de sequía... Un viaje a través del sequedal del desierto que debiendo haber sido breve se convirtió en costumbre... Un viaje que en lugar de momentáneo convirtieron en su hogar.
Vieron la promesa que fluía leche y miel, la tuvieron en sus manos, pero prefirieron descansar en el desierto que luchar por lo que les estaban entregando. Se acomodaron al polvo que cargaban en su ropa... Se acostumbraron al agua que salía de la roca... Y al final murieron en el tórrido desierto, porque ellos lo quisieron (Números 14:2).
No hagas tu hogar en el desierto, porque el desierto es pasajero y sólo es un peldaño para pasar a tu propósito...
El desierto es el camino de tu tierra prometida y tendrá su fin el día que decidas conquistarla.
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