Hasta el último intento
Nueve veces que Dios envió a Moisés a Faraón para sacar a su pueblo de la esclavitud, fueron nueve intentos fallidos que trajeron cargas más pesadas sobre su prisión... Nueve veces que aunque el siervo del Señor obedeciendo fielmente y al pie de la letra la instrucción que venía directamente del Todopoderoso, se convirtieron en nueve veces que el fracaso se burló de aquel enviado, al salir de aquella puerta nuevamente derrotado.
Pero Moisés que era un hijo de victoria, un cachorro del león más poderoso, tal vez llorando o a lo mejor escoltando sentimientos de una grande frustración, se levantó todavía una vez más, obedeciendo aún contra la lógica... Se levantó otra vez con aquella terquedad que nace en esos hombres que no se decepcionan de su Dios, esa terquedad que los hace llegar hasta el último intento por aquel que los llamó desde la zarza... Esa terquedad que al final de cuentas le llevó a ver milagros portentosos, esa terquedad que viene de lo alto, una fe que derrota los más bajos sentimientos, rompiendo esas cadenas de donde se suelen aferrar, porque todas esas veces que cae el justo, siempre se vuelve a levantar.
!Hijos del Omnipotente!
Este es el tiempo de intentarlo una vez más, de levantarte nuevamente, porque cada día de fracaso, ha sido un golpe más del ariete del Señor, una vuelta más al rededor de aquellos muros que quizá por fin, esté día caerán, y esta puede ser la hora que Faraón por fin te dé la libertad que hace tiempo estabas esperando.
Moises sufrió nueve fracasos a su petición de líbertad, antes de ver la victoria esperada... Pero cada vez que salía derrotado de la presencia del duro Faraón, era un golpe del ariete del Todopoderoso debilitando a su opositor.
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