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Amor Eterno

Amor Eterno

Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3

¡Qué hermosa carta de amor de Dios, plasmada en estas palabras! Y ¡qué maravilloso acto de verdadero amor expresado en tanta misericordia!

Pero no podrás experimentar jamás el amor eterno con el que has sido amado si no logras conocer la paciente y extensa misericordia con la que has sido perdonado, y tampoco podrás entender esa amplificada misericordia sin entender tu enorme y terrible pecado… y tal vez no podrás entender tu pecado hasta no vivir alguna consecuencia de tu desvío, tal y como estaba sucediendo con el pueblo de Dios en el tiempo de Jeremías.

La misericordia es no recibir lo que merecemos y el que se sabe pecador necesita que se le prolongue esa misericordia; pero el que se cree merecedor de las bendiciones de Dios no ha entendido la realidad de su condición.   Somos pecadores, adúlteros y asesinos, mentirosos y blasfemos…  y no merecemos sino la muerte y la condenación, pero Dios muestra su amor, en que, aun siendo nosotros de esta naturaleza, se sacrificó por nosotros incondicionalmente (Romanos 5:8) y todavía ya perdonados y cuando descaradamente volteamos nuestros rostros de su presencia y nos volvemos atrás, queriendo otra vez poner nuestros ojos hacia Sodoma, aun así Él prolonga… extiende… alarga con paciencia su misericordia… teniéndonos paciencia (2Pedro 3:15) y motivándonos al arrepentimiento.    

¡Gracias Dios por tu amor eterno… Gracias por tu misericordia… gracias por el perdón de nuestras maldades… Gracias!



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