Los Afanes de la vida...
Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mateo 4:18-19.
La Palabra es poderosa, más cortante que toda espada de dos filos y penetra hasta partir el alma y el espíritu, discierne los corazones (Hebreos 4:12), es como martillo que quebranta (Jeremías 23:29), la Palabra de Dios funciona y es eficaz; sin embargo, uno de los peores enemigos que evita que cumpla aquello para lo cual fue enviada, es el afán.
Las presiones de la vida, los negocios, las deudas, la urgencia de suplir las necesidades, las obligaciones económicas, la autorrealización, los sueños de éxito, y muchas otras cosas más, desvían nuestra atención, y nos impiden poder escuchar atentamente la voz de Dios, gritan tan fuerte que no nos dejan oír la Palabra del Señor y aunque ella es más poderosa que cualquier cosa en este mundo, ésta no logra dar fruto en nuestras vida, porque para que funcione debe ser escuchada atentamente. Buscamos más dinero para pagar más y más cosas que no son comida, cosas que nos hacen buscar otras y así sucesivamente; celulares y televisores inteligentes que nos exigirán todo tipo de accesorios y aplicaciones, tarjetas de crédito que nos darán prestigio, pero así mismo un costo más alto en todas las cosas que compramos; pero el Señor dice: ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Isaías 55:2
Por lo tanto, si escuchamos atentamente la voz de nuestro Dios declarada en las Sagradas Escrituras, comeremos aún mejor que si nos afanamos por conseguir el alimento, porque no habrá aflicción; nuestra alma estará en paz y lo que es mejor aún, esa Palabra transformará nuestro ser de gloria en gloria hasta llevarnos a la perfección.
Las responsabilidades continuarán allí, las cuentas no podrán dejar de pagarse en su tiempo, nuestros hijos tendrán que ir a la escuela o a la universidad para que puedan tener una forma en la cual obtengan su provisión en el futuro, siempre tendremos que suplir nuestras necesidades básicas de comida, vestido y techo, tendremos que trabajar, ser ejemplo en nuestro empleo, luchar por nuestras familias y honrar económicamente a nuestros padres... viviremos como todos; a veces en embotellamientos, haciendo largas filas para realizar algún trámite, en faenas de mucho cansancio, luchando por la vida, batallando por nuestra familia, resolviendo problemas porque cada día siempre traerá su propio afán (Mateo 6:34), pero algo es seguro, esto nunca nos producirá aflicción, pues Dios estará bajo control y aprenderemos a vivir por fe, por que el justo siempre vivirá por fe (Hebreos 10:38), no por sus propias fuerzas, y la Palabra de Dios será nuestro sustento para siempre.
Excellent
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