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Derrotando los afanes

Los afanes te desvían de aquello que realmente es importante...  Ahogan la semilla que se siembra (Marcos 4:19) cuando escuchas los sermones o que encuentras al leer las Sagradas Escrituras, dejas de atender a la Verdad y terminas haciendo oídos sordos al deleite del maná, hastiándo tus sentidos del pan creado para tí en aquellos hornos que se encuentran en el cielo, desnutren a tu espíritu hasta deprimirte el corazón... tu mente se entretiene resolviendo los problemas que te acechan, olvidando la Palabra que no logra penetrar ni siquiera la epidermis de tu alma.

Consecuencia que se aumenta, por la endemia de tu fe que se desangra.

Detén el ciclo fatídico de "afán", el mentiroso, que te engaña con el fin que el tiempo se te esfume entre los dedos, al hacerte descifrar sus locos acertijos, entreteniendote en falacias, haciéndote olvidar lo que si es la realidad.

Cierra tus oídos a sus vicios, no le pongas atención, y líberate de la preocupación pensando en lo que vale (Filipenses 4:8-9), poniendo todo en oración (Filipenses 4:6), y dejando todo a las manos del Señor (Salmo 37:4-5)... 


Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.   Filipenses 4:6

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