Misión impostergable
Mientras la iglesia se pase en seminarios de cultura financiera, congresos de autoestima, o de mejora en los negocios, quizás también en reuniones de alto liderazgo, de nutrición, salud del cuerpo o en aprender la clave para descubrir el temperamento... Mientras nos pasemos aprendiendo de etiqueta y vestimenta o cualquiera de esas cosas que entretienen al verdadero y fiel mensaje de aquel precioso evangelio, que Jesús nos encargara hace casi dos milenios...
Mientras nos sigamos señalando entre nosotros, siguiendo doctrinas de envidiosos que hacen páginas enteras dedicadas solamente en demostrar algún desvío de otros ministerios... envidiosos que se pasan cada instante de su tiempo en predicar los errores de pastores y profetas de otras denominaciones... creyentes narcisistas que se arguyen herederos del Sion espiritual y que estudian la manera de poderse demostrar ser los únicos y grandes religiosos.
Mientras nos sigamos convirtiendo en miembros de la mejor organización que supuestamente existe en esta tierra.
La sal no seguirá salando, la luz se seguirá atenuando, y la salvación del mundo se continuará tristemente postergando.
La iglesia del Señor no cambiará al mundo enseñando buenos hábitos de vida... la iglesia cambiará al mundo enseñando a conocer, pero en persona, al Dios de amor... El dador de verdadera vida.
No sigamos postergando el ministerio, que la iglesia se levante, aviente su semilla hasta el rincón más pequeño de la tierra... que el mundo conozca a Jesucristo y la salvación se escuche como un trueno que desciende de lo alto, que se escuche como tromba que desciende del mismo trono del imperio de los cielos... que se unan de las manos las diez mil congregaciones, que se postren los cristianos humillados hacia el suelo, orando por los tiempos del Maestro, por los tiempos de arrepentimiento, tiempos de cosecha y de verdadero y real avivamiento.
¡Arrebata un alma del infierno!
¡Arrebata un alma del infierno!
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