Debería ser la zona segura de todo niño... El lugar de instrucción más importante... El mejor tiempo de un abrazo y la razón para llegar corriendo hacia el hogar... la familia, la institución más antigua de la humanidad y la base de la sociedad.
Debería ser aquella relación de fortaleza y no de destrucción, de alegría no de depresión, de aliento no de incomodidad, de unidad y no de división...
Porque es aquí donde se tallan nuestros corazones, y se arma nuestra forma de pensar, y es por ello súmamente codiciada por los compinches del averno.
El enemigo ha comprendido que destruyendo la familia sumirá a la sociedad en gran oscuridad, por eso a toda costa ha intentado quebrantarla , y después de tanto intentarlo con astucia ha invadido hasta las mismisimas fronteras de la iglesia.
Sin embargo, es la hora de contrarrestar las olas de este mundo... Es el tiempo de Juan el Bautista, y de preparar el camino al Señor haciendo volver los corazones de los padres hacia los hijos, convirtiendo a hombres que abandonan sus familias en padres abnegados... A mujeres egoístas en madres que saben entrenar a sus hijos en la buena batalla de la fe... A muchachos que demandan a sus progenitores en hijos que honran a sus padres ante todo.
Es el tiempo de hacerle frente a la razón de la era disfuncional... Es la hora de contrarrestar y derribar los pensamientos que se levantan en contra del conocimiento del Señor en la familia.
¡Arrebatemos las familias de los lazos de la oscuridad!
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