Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
S. Mateo 8:24 RVR1960
El dormía mientras la tormenta se Fortalecía... Dormia porque tenía paz, y porque sabía que todo estaría bien, dormía porque nada le importaba la tormenta, estando tan lleno de fe, qué estaba tan seguro de que nada pasaría en ese mar, aunque le amenazara con violencia y que si pasaba algo, aquello estaría bajo control de su Padre Celestial.
Cuando despertó, reprendió a aquellos que con miedo le habían despertado, porque quería que todos sus discípulos tuvieran esa fe que de ante mano sabe que Dios está bajo control aunque no lo parezca, esa fe que da seguridad en cualquiera que fuera la situación al rededor.
Esa fe que va a calmar cualquier tormenta, desde adentro, esa fe que calla a los vientos desde el centro de el corazón primeramente... Esa fe que calma tempestades desde adentro para afuera.
Porque las tormentas se callan de primero en la mente para después verlas silenciadas a tu alrededor.
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