Un falso atractivo
Lo que más asusta es que vio atractivo el fruto, simplemente porque él lo dijo.
El diablo le habia vendido con malas intenciones aquello que le estaba prohibido, y aunque ya antes lo había visto allí en el huerto, hoy se mostraba deseable ante sus ojos, pero lo que es peor, ella de su propia gana, terminó comprándo aquella baratija.
El diablo le habia vendido con malas intenciones aquello que le estaba prohibido, y aunque ya antes lo había visto allí en el huerto, hoy se mostraba deseable ante sus ojos, pero lo que es peor, ella de su propia gana, terminó comprándo aquella baratija.
Aquel fruto disfrazaba el precipicio con bellos y dulces detalles, se vestía de dulzura pero realmente llenaba de amargura, como una carnada atrapó su pez y de allí en adelante el hombre sufrió las consecuencias.
Porque el pecado nos engaña, nos atrae haciéndonos creer que nos ha tocado la fortuna, sin embargo trae muerte destruyendo nuestra vida.
Pero siempre hay cercas que nos separan de aquel fruto, cercas de ordenanzas que aunque parecen incongruentes, si las obedecemos siempre son tan eficientes.
Huye de las pasiones juveniles le decía a Timoteo, Pablo su maestro. No matarás le dijo el Padre a su pueblo en el desierto.
La clave es escuchar las instrucciones del Pastor, porque sus ovejas lo conocen, saben donde está Su voz y por eso van siguiéndole a Él, cerrando los oídos al diablo y sus secuaces.
Porque si el hombre no hubiera atendido a la vos del enemigo jamas hubiera visto aquella fruta con ese falso atractivo.
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