Si no fuera por los nervios, aflicciones, preocupaciones, temores e impotencia qué he sentido cada vez que un gigante de esta tierra me ha retado impertinente, no daría gloria al que en el último momento siempre apareció oportuno y me defendió con gran misericordia comprendiendo lo pequeño de mi fe, y haciendo esos milagros increíbles para mi... Es por ello que jamás diré que he logrado lo que solo Él ha sido capaz... ¡a Dios sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos!
A veces estamos librando las batallas correctas del Señor, pero la duda y el temor comienzan a invadir nuestros pensamientos. Sin embargo, no nos detengamos porque la duda y el temor son parte escencial de nuestra fe, y son necesarios como el abono a la flor... Porque la confianza sin duda es ignorancia, y la valentía sin temor es necedad, pero la duda y el temor que viene al lado de la fe, te dan claridad de que jamas podrá ser por nuestras fuerzas, que no somos suficientes por nosotros mismos para ver hecha realidad la sustancia de las cosas que esperamos y que lo único que puede ayudarnos es la intervención del que todo lo puede. Gedeón tuvo miedo antes de enfrentarse en la batalla ante aquel enemigo numeroso, pero al mismo tiempo tuvo fe, y fue por esa fe (Hebreos 11: 32), que derrotó a los madianitas Jueces 7:10-11 RVR1960 [10] Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, [11] y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderá