La historia de Zaqueo: No podía ser tomado en cuenta en la élite del Señor, pues era pecador y sabía que no conseguiría hacer otra cosa que solamente esperar poder verlo desde lejos. Aunque no se perdería tal evento… aquel santo hombre pasaría por allí. El momento había llegado, y la multitud que venía caminando por la calle delataba el paso del Maestro que él quería conocer… trató de escabullirse entre la gente pero su esfuerzo, una y otra vez se volvía más que infructuoso todavía. Su baja estatura le impedía verlo desde afuera del gentío que seguía caminando al ritmo del Rabí. No encontraba una solución, pero para él la terquedad era un defecto que volvía en su pericia. Su insistencia era un don que no le hacía derrotarse, aunque las virtudes de su físico no favorecían para nada en aquella empresa que había puesto en su intención. Tal vez brincando podría verle aunque sea en un instante; pero sus ojos no llegaban a alcanzar sobre los hombros de
Palabras pastorales para un mundo necesitado.